El servicio de guardacostas irlandés apresó ayer al pesquero vigués Cantábrico III, perteneciente a la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo, al haber sido acusado de llevar en sus bodegas pesca ilegal. Las patrulleras conducen a la embarcación al puerto irlandés de Castletown donde se le abrirá un expediente y se presentarán los cargos contra la casa armadora Pesquera Recaré. La flota viguesa del Gran Sol está siendo sometida en las últimas fechas a un control exhaustivo por parte de las autoridades de Dublín. El pesquero salió de Vigo el pasado sábado día tres y su regreso estaba previsto aproximadamente para el día 20 de este mes. La tripulación del Cantábrico III está compuesta por un total de 10 personas. El pesquero pertenece a la armadora Pesquera Recaré, una sociedad formada por tres socios, a la que pertenecen además los barcos Patricia Marta, Suemar y Nuevo Recaré.
Mientras cinco tsunamis de pequeñísimas dimensiones, entre 20 y 40 centímetros, alcanzaban ayer la costa japonesa, seis buques balleneros zarpaban del puerto nipón de Shimonoseiki rumbo a la Antártida para cazar cerca de un millar de ballenas. Según el Instituto de Investigación de Cetáceos japonés, con fines científicos. Las premisas sobre investigaciones de la edad de los cetáceos, de sus procesos digestivos y de su relación con los humanos no han acallado las críticas de los grupos ecologistas internacionales. La pesca comercial de ballenas está prohibida desde 1986. Sin embargo, esa normativa tiene un vacío legal a través del cual está permitida su pesca con fines científicos. "Lo que hace Japón es enviar su flota bajo este pretexto; pero con la intención de comercializar la carne", señala el director en Europa de Oceana, Xavier Pastor. Para los ecologistas, Japón no tiene excusas para seguir cazando ballenas. "Su carne no es imprescindible para subsistir. Es sólo un
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